domingo, 31 de julio de 2011

Fundador, sois Ignacio y General...

Hablar de S. Ignacio de Loyola es hablar de conversión y búsqueda; de arrojo y escucha; de Iglesia y servicio; de amistad, proyecto, fe... es hablar de ese "capricho" de amigos en el Señor como me gusta llamarlo, que es la Compañía de Jesús.

Logicamente se pueden añadir muchísimos términos a esta lista, pues la Orden fundada por iniciativa de este vasco cojo en su andar, de la mano de Francisco Javier, Fabro, Salmerón, Bobadilla, Laínez y Simón Rodriguez tiene en su haber casi 500 años de historia que han dado para mucho.

Se pueden añadir muchos términos, pero sobre todos muchos nombres propios, de aquellos que, firmando sj o no, han sido Evangelio encarnado, formando parte de ese sueño de Dios y trabajando en el seno de la Compañía de Jesús o a su vera.
Su protagonismo en la contrarreforma en los comienzos de su andadura; su búsqueda de la voluntad de Dios a partir de la experiencia de los Ejercicios Espirituales; las Reducciones jesuítas y su implicación en la defensa de los indígenas en los siglos XVII y XVIII; su labor educativa y de formación académica - en 69 países la Compañía tiene 207 instituciones de Educación Superior (universidades), 472 de Secundaria, 165 de Primaria y 78 de Profesional o Técnica, calculando el número total de alumnos en torno a 2.477.207- su historia de santidad; la propagación de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús; su opción preferencial por los pobres, los nuevos aires que llegaron durante el Generalato del Padre Arrupe;el Servicio Jesuita de Refugiados, su estar en las "fronteras"como opción comunitaria, reforzada hace unos años con la alocución de Benedicto XVI tras las Congregación General 35... Todo es se Compañía de Jesús y por ende Ignacio de Loyola.

Amen de ello, también para mi, como antiguo alumno de los Jesuitas (concretamente del Colegio S. Ignacio de Loyola de Las Palmas de Gran Canaria) la memoria del fundador de los jesuitas me evoca recuerdo más personales: mi etapa académica, mis padres, mi primer grupo de amigos de verdad y muchas amistadesque han surgido en torno a la pastoral y el compromiso de fe, mi propio redescubrimiento de la fe a los 16 años; mis veranos en Málaga, Almería,Loyola, Javier o Marruecos de la mano de alguna actividad de pastoral; el Colegio S, Estanislao de El Palo, ECCA en Canarias, muchos, muchos nombres de jesuitas maestros de vida, amigos en el Señor y sinceros compañeros de amistad, mi primer amor de verdad... y mucho, mucho más que sería demasiado aburrido recoger aqui y que prefiero callar y guardar en el corazón.

Cierto es que los hijos d S. Ignacio han cometido errores, cierto es que el propio Ignacio echaría de menos muchas cosas y corregiría otras tantas (a la vez que les felicitaria por muchas) cierto que han confundidio cosas, que hay jesuitas de renombre que confunden y, en ocasiones, estan ellos mismos confundidos (como hay otros sancionados cuya fe es manifiesta), cierto es que han disminuido en vocaciones (aunque siguen siendo la orden religiosa masculina mayoritaria) y que ello supone el cierre de comunidades, algunas históricas como la del Santuario de Montilla (dónde eran custores de S.Juan de Ávila por deseo expreso del santo, pronto doctor de la Iglesia) o la de Toledo hace apenas un mes...

Pero la vitalidad, la VIDA y la fe que hoy se respira en el seno de la Compañía, sus proyectos, sus opciones y su compromiso la hacen depositaria de una importante misión como heraldos del Evangelio, como servidoress e imitadores de Cristo, que aún sintiéndose frágilesy pecadores, son llamados a esta gran empresa de construcción del Reino.

Por mucho que algunos falsos profetas que se jactan del cierre de comunidades, que auguran y se felicitan por la extinción de los jesuitas y que abogan, en ocasiones sin tapujo, por una nueva supresión de la Compañía de Jesús, rememorando oscuros tiempos pasados, por mucho que se burlen de Arrupe y su intuiciones y sueños, o echen por tierra la muerte de Ellacuría y compañeros (mártires del Salvador sin duda alguna), hoy la Compañía sigue viva, comprometida con el mensaje de Jesús y esforzándose en diferentes y muy variados ámbitos, por ser Evangelio encarnado, de la mano de ese concepto que en nuestro lenguaje ignaciano es "ser contemplativos en la acción".

A esos que presumen de fidelidad al magisterio y a la Santa Madre Iglesia, pero se sonrien con el sufrir de un retoño que brota de ella misma, como es la Compañía de Jesús,a esos les regalo estas líneas:

" (...) de cuando en cuando llegan a Nuestros oídos, hiriéndolos, ciertas insinuaciones de algunas personas que, aun en su celo ardiente, carecen del sentido de la discreción y de la medida. Ellas no ven en los tiempos modernos sino prevaricación y ruina; van diciendo que nuestra época, comparada con las pasadas, ha ido empeorando; y se comportan como si nada hubieran aprendido de la historia, que sigue siendo maestra de la vida, y como si en tiempo de los precedentes Concilios Ecuménicos todo hubiese procedido con un triunfo absoluto de la doctrina y de la vida cristiana, y de la justa libertad de la Iglesia.

Nos parece justo disentir de tales profetas de calamidades, avezados a anunciar siempre infaustos acontecimientos, como si el fin de los tiempos estuviese inminente.

En el presente momento histórico, la Providencia nos está llevando a un nuevo orden de relaciones humanas que, por obra misma de los hombres pero más aún por encima de sus mismas intenciones, se encaminan al cumplimiento de planes superiores e inesperados; pues todo, aun las humanas adversidades, aquélla lo dispone para mayor bien de la Iglesia."


Para quien no les suene, fueron parte de las pronunciadas por el beato Juan XXIII en la sesión inaugural del Concilio Vaticano II, el 11 de octubre de 1962. Nadar a contracorriente a veces cuesta, pero ello no es signo de ruptura, no significa vivir al margen de algo mucho más grande.

La fidelidad no implica conformismo, no es fundamento del pensamiento único (mientras el miedo y la anulación si que pueden decirse como tal) la fidelidad es pasión y respeto,seguimiento y también implica disensión, crítica y autocrítica, implica cuestionarse para mejor avanzar, e implica releer nuestra historia y nuestro proceso para mejor servir y mejor compartir la Buena Nueva de Jesucristo. Disentir es amar por mucho que algunos nos hagan creer otra cosa.

En la solemnidad de S. Ignacio de Loyola pido su intercesión por todos mis amigos que firman sj, por aquellos y aquellas que sin firmarlo nos sentimos amigos en el Señor, por la Compañía y sus instituciones, sus obras, sus proyectos y sus sueños, por sus vocaciones y por ende a todo ello, por la Iglesia, de la que los Jesuitas son parte. Para que sigan optando, trabajando,compartiendo, orando e implicandose, siempre, en palabra de Pedro Arrupe,"con el amor de Dios y en absoluta fidelidad a la Iglesia, a la que servimos humildemente porque la amamos apasionadamente".

Padre y Maestro Ignacio,
escrutador de los caminos de Dios,
amigo fiel del Señor,
humilde servidor de Cristo y del Evangelio
bajo el estandarte de la cruz,
buscador incansable de la mayor gloria de Dios
a través del discernimiento y de la oración,
dócil a la obediencia al Señor y a la Iglesia su esposa;
Tú que no has buscado riquezas y honores,
sino que has preferido ser pobre con Cristo pobre,
despreciado con Cristo humillado,
con tal que fuese anunciado a todos
el santo Nombre de Jesús en quien está la salvación,
intercede por nosotros ante el Padre de las misericordias,
para que en este tiempo de gracia
podamos buscar y encontrar en todo
su divina presencia
y conocer su voluntad.

Al Eterno Rey de todas las cosas
confiamos esta mínima Compañía,
que no ha sido instituida por medios humanos,
sino por la mano potente de Cristo el Señor
en el que ahora ponemos nuestra esperanza,
para que se digne conservar y llevar a cumplimiento
aquello que se ha dignado comenzar para su servicio y alabanza
y para la ayuda de las almas.


A ti, Padre Ignacio y a la Compañía del cielo,
confiamos nosotros mismos
para que confirmados en la fe,
afianzados en la esperanza
e inflamados en la caridad evangélica,
podamos en todo amar y servir al Señor
y renovar día a día nuestra oración de ofrecimiento

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