jueves, 28 de abril de 2011

Resucitando

Poco a poco, con la certeza final de que la VIDA sale al encuentro y que la oscuridad no tiene la última palabra.

No debemos cesar de anunaciar la buena noticia. La noticia de que el Dios de la VIDA no nos abandona y poco a poco nos ayuda a romper las cadenas del miedo.

Con paciencia y con fe entenderemos que cuando Jesús predicó eso de "dichosos los que lloran" no es por el regocijo de unas lágrimas que nacen sin duda alguna del dolor, sino porque tras el llanto siempre hay esperanza para una sonrisa, para un caminar, para un futuro. Tal y como nos ha quedado claro estos días, el llanto no tiene la última palabra sobre nuestra vida, y vemos como aquél que lloró, aquel que sufrió y experimentó la soledad y la traición de aquellos que le rodeaban, luego sonrió...

Siempre habrá tiempo para la tristeza, el dolor, la decepción , el fracaso... pero el mensaje es claro, por mucho que se alargue la noche el día siempre llega. La oportunidad para la esperanza está ahí.

El Evangelio de hace un par de días (Jn 20, 11-18) nos contaba como la Magdalena confundia al Señor con el hortelano, con lo cotidiano, con lo ordinario, lo normal de su vida. Pero en un momento del relato lo reconoce. Es un mensaje chulísimo de como Dios mismo se hace presente en nuestra Galilea, en nuestro tiempo, en nuestra vida, a través de mucho hortelanos, a través de todos aquellos que participan y COMPARTEN nuestra vida, llenándonos el corazón, acompañándonos, apostando juntos, riendo, escuchando, llorando o descansando.

El Señor te sale al encuentro, la vida te sale al encuentro, el Dios de la VIDA NOS sale al encuentro. Eso es la Resurreción, la oportunidad para creer, para confiar, para apostar.

sábado, 23 de abril de 2011

Viernes santo, sábado de espera...

De repente un día te encuentras mal, sientes molestias pero no les das importancia. Al final acabas por ir al médico, entrar en un hospital, y sin darte cuenta, sin saber cómo has acabado allí, sin saberte protagonista de la historia que vives te dicen que es inoperable, que no hay solución, que nos estás dejando...

Tienes dos semanas para decir adiós, compartir lágrimas, despedirte con prisas y decir todo aquello que crees que debiste decir pero que la vida no te ha dado oportunidad ni tiempo.

Compartes con tu gente, tus amigos, tu mujer y tus dos niños, tienes la suerte de poder celebrar el primer cumpleaños de unos de ellos hace apenas una semana. Pero todo es muy rápido y la realidad se impone... saliste de tu casa sin saber que no volverias, dormiste en tu cama y junto a tu mujer sin saber que sería la última vez y charlaste con un amigo, compartiendo un "hasta luego" que no llegará.

Yo apenas te conocia. Sabía que existias, que eras parte de esa familia que tengo en Barcelona, conocia a tu padre y sobre todo a tu tia que es mi abuela. Mi prima me pidió oraciones por ti no hace ni 5 dias, cuando todos nos enteramos de esto. En la madrugada del jueves santo, el día de la entrega de Jesús amándonos hasta el extremo, se apagó tu vida rodeado de los tuyos. Y yo te tuve y te tengo presente desde aquel momento.

A miles de kilómetros noto a mi familia impotente, impactada, dolida, triste... la distancia y la edad hacen que solo puedan consolar a los tuyos por teléfono. Para luego callar y mantener la mirada ausente y perdida por tanto dolor.

Días de lluvía, de recuerdos que me invitan al llanto, días grises de miradas ausentes y charlas calladas. Supongo que eso es vivir el viernes santo y el sábado de espera... supongo que así viviría María estos días de Pasión... y yo egoistamente me niego a ello. Me cuesta acoger y sobre todo confiar.

Pero es lo que queda. A mí y a los mios que hoy lloran y que en breve nos reuniremos juntos a comer en familia. Acoger y confiar.

Hacer nuestras esas líneas de Machado "no puedo cantar ni quiero a ese Jesús del madero sino al que anduvo en la mar". Apostar por la VIDA, porque la cruz no es nunca el final aunque a veces parezca la estación de término. Apostar por ese Dios que invitó a Pedro a caminar sobre las aguas, a confiar y poner el corazón en juego hasta andar sobre las aguas oscuraras y superar la tormenta. Ese Dios que acompaña y apuesta por nosotros y que hoy, esta noche, de nuevo volverá a demostrarnos que la cruz no es un fin sino solo un medio para alcanzar VIDA.

Escribirlo es fácil, sentirlo y acogerlo cuesta más. A mi ahora mismo, me cuesta horrores. Pero todo llega, todo pasa. Solo toca confiar.

Y para ti Carlos, mi recuerdo, mi oración más sincera y realmente sufrida, con la poca fe que últimamente tengo, pero que estos días pongo en tu nombre.

sábado, 9 de abril de 2011

Caminaremos con paso seguro

Caminaremos con paso seguro.
Avanzaremos sin temor al futuro.
Descubriendo en nuestro andar
que solo se puede amar
si pones el corazón en juego
.

Caminaremos por tí guíados.
No existen los caminos equivocados.
Tu eres la luz, la verdad
Que nos impulsa a avanzar.
No tengas miedo y camina.
Pues cuido siempre de ti.

En la palma de mi mano,
(Pues cuido siempre de ti).
Soñándote pleno y vivo,
(Pues cuido siempre de ti).
Tu eres la luz, la verdad
Que nos impulsa a avanzar.
No tengas miedo y camina.
Pues cuido siempre de ti.

El texto se corresponde con la letra de una canción de TSNC que se puede descargar en Pastoralsj - http://www.pastoralsj.org/tsnc/canciones.asp?id=69.
Hace días que la tengo en la cabeza, que no paro de susurrarla, cantarla, rezarla. Con ganas de avanzar, de seguir adelante, de confiar de la mano de aquellos que ahora empiezan a llenar mi vida. Poco a poco interiorizo y asumo que las cosas no salen siempre como uno quería, y que entonces simplemente queda acoger. Ser consciente de que toca atravesar el desierto, nunca detenerse, siempre dar un paso más, aunque sean pasos vacilantes, que no tengan sentido ni horizonte. Es tiempo de no hacerse demasiadas preguntas, simplemente de seguir, de llenar vacios y construir separando de entre los escombros aquello que se pueda aprovechar. Y todo llega, la tormenta pasa y el desierto termina. Simplemente no hay que detenerse, aprender y disfrutar dejándo atrás miedos que son el mejor aliado de la desesperanza, que es el mayor pecado que uno pueda cometer. Sumirse en una desesperanza que anula.
Decía san Ireneo que la "Gloria de Dios consiste en que el hombre viva".... y supongo que se le puede añadir, que "viva feliz". Con sus limitaciones, su historia personal y sus desgarros, pero aun en la tormenta, aun en la soledad o el dolor, no dejar de confiar en que siempre hay un mañana. Pero el mañana no llega si uno no avanza, pues la desidia y la apatía ahogan todo lo que alcanzan.Hay que caminar, aun sin ganas, sin rumbo, hay que avanzar, el horizonte acabará apareciendo y el paisaje se dibujará diferente. Seguro.