viernes, 15 de enero de 2010

Haití...

Haití se ha convertido, para su desgracia, en protagonista absoluta de los telediarios del mundo entero.

Los desdichados caprichos de la naturaleza han querido cebarse con uno de los países más pobres del planeta. Absolutamente vulnerable a los desastres naturales y con unos niveles de pobreza y de desarrollo humano que se situan a la cola del mundo. La excolonia francesa, la que fuera la "perla de las Antillas" era, hasta hace un par de días, apenas un Estado frágil, casi desintegrado administrativamente, con apenas autoridad y con la miseria de título casi perenne. Su memoria histórica está unida al expolio europeo, a la superación colonial, y a su conciencia abolicionista. Y es que este pequeño país de extensión similar a nuestra Galicia, fue el segundo país americano en declarar su independencia en 1804 (tras los Estados Unidos), destacando a su vez en los manuales de Historia por ser el primer caso en el que los propios esclavos abolieron el sistema esclavista de forma autónoma, siendo vanguardia histórica para el fin de la esclavitud (teórica) en el Mundo. Paradojas del destino viven, desde entonces, en una esclavitud perpetua de miseria y muerte.

Haití es hoy un reto. Un reto para las naciones del Mundo que deben, con sus respuestas como Estados, dar sentido al concepto de humanidad. Es un reto para la sociedad civil, que de forma particular u organizada debe sentirse interpelada y, enarbolando la enseña de la solidaridad, acudir en socorro de aquellos que hoy no tienen nada.

Dice el Evangelio "cuando tú hagas limosna, no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha" (Mt 6,3) yo, atentando piadosamente contra ello, les confieso que he colaborado con una ONG en la que tengo puesta mi confiaza. Y desde aquí les animo, les ruego, les pido ayuda también a ustedes. Colaboren, compartan, donen, regalen... utilicen el verbo que quieran pero no sean sordos a la llamada de auxilio de un pueblo que agoniza. Un país, antes moribundo, al que el terremoto ha dado casi un "tiro de gracia".

La solemne y radical miseria de Haití es, en alguna medida y aunque no queramos verlo, asunto también nuestro. El mundo se ha convertido en un patio de vecinos. Ojalá la globalización no sólo haga inmediatas las comunicacionesy ayude a recortar las distancias, sino que coopere a una dignidad también más generalizada, más globalizada.

En situaciones como ésta, incluso para los que creemos en el Dios de la Vida, nos es imposible dar sentido a lo sucedido. Queda fuera de nuestro alcance comprender lo que no tiene sentido. Solo cabe ayudar conforme a la capacidad de cada uno, acoger y aceptar. Para luego apenas musitar una plegaria para que la vida no se detenga, para que se tiendan manos a los que quedan, se consuele a los que lloran y se sujete a los que busquen apoyo, sintiéndonos miembros de una misma Humanidad, que padece con el que sufre.
Hoy todos ellos son los crucificados de este mundo, y con ellos mis líneas, mi cariño y mi sentida y sincera oración.

martes, 12 de enero de 2010

De vuelta y con nevazo

De nuevo por la ciudad nazarí...

Hace tiempo que no escribo nada, más allá de la felicitación de Navidad que publiqué hace un par de semanas. Y bueno, tras unos días en mi ciudad canaria de nuevo estoy en Granada.

Llegué hace tres días, acostumbrado a un clima extraordinariamente relajado para las fechas en que nos encontramos. Y es que mientras Europa tirita de frio, los caprichos meteorológicos han querido que las Islas Afortunadas reciban este nombre por algo más que por pura poesia o retórica mística. Todas las Navidades casi en manga corta, con una media de 23 grados que invitaban a ver los telediarios y el parte del tiempo casi como un documental de ciencia ficción.

Pero la llegada a la Península te devuelve a la realidad estacional propia del invierno. Fue pisar Málaga y notar ya un cambio brusco, unos 12 grados creo...

Ya rumbo a Granada en guagua aquello se desmadró y a pocos kilometros de la costa malagueña me vi en mitad de una nevada suave y tranquila, pero que dejaba huella blanca por todo el recorrido..... algo que jamás había visto, la zona de las Pedrizas, Casabermeja y demás suavemente nevada.

Mi reencuentro con la ciudad de los ínclitos Reyes Católicos fue un tanto más intensa... dos grados y restos de una nevada ligera que dejaba huella en los capos y techos de coches y contenedores... había pasado de estar a 24 grados en Las Palmas a estar a 2 grados en Granada en menos de ocho horas...


Ya tocaba el reencuentro con algunos amigos, familia y empezar a volver a acostumbrarse al brasero, que para quien lo desconozca, el brasero y su uso bajo una típica mesa camilla en invierno es un arte, y uno de los mayores placeres que toda persona debe experimentar antes de dejar este mundo.

Pues bien, no solo tuve este primer acercamiento con la nieve el viernes, sino que el domingo, depués de llevar todo el fin de semana a temperaturas máximas de 2 grados y mínimas "de cuyo nombre no quiero acordarme" tuve una de las mejores experiencias de mi vida: ver nevar, pero de verdad. Desde las dos de las tarde durante casi cuatro horas. Fue acabar de comer y salir a la calle cual calvo del sorteo de Navidad (supongo que el año pasado un ERE acabo con él...) y disfrutar de la nieve, que por entónces todavia no era mucha y caía suavemente; pasear hasta el parque del insigne poeta granadino ( ese que se ha convertido en simbolo de la desmemoria histórica y cuyo funeral esta costando miles de euros, aún sin saber donde reposan sus huesos... mejor vuelvo al tema de la nieve), pues eso pasear y disfrutar de un parque que recuerdo desde mi infancia, pero esta vez cubierto de nieve. Realmente mágico.




Sobre las cinco de la tarde tocaba ir a dejar a mi novia en la estación de guaguas rumbo a Málaga, y la cosa, la verdad, se puso peor... ya casi no se veía más allá de tres metros de distancia y nevaba con fuerza cubriendo de blanco calzada, aceras y demás. Por fortuna solo fueron cuarenta minutillos a este ritmo y aunque la guagua sufrio las consecuencias de un accidente múltiple a la altura de Loja(aparatoso pero sin costes personales) , mi novia llegaba a Málaga con una hora más de viaje que lo normal, pero bien.


Pues eso, que tras despedirme en la estación corrí ilusionado cual niño el día de la Epifanía del Señor abriendo regalos de Reyes a descubrir Granada nevada. Había quedado con dos amigos y la verdad es que nos costó encontrarnos. Con uno porque el móvil accidentalmente se le rompió al pisarlo un poco (si es que los móviles ya no son lo que eran ¿eh Fer?) y con mi amiga por problemas con el santoral, y es que no distingue la estatua de San Juan de Dios, copatrón de Granada y celebre fundador de la Orden Hospitalaria, de Fray Leopoldo de Alpandeire (estatua frente a la que habíamos quedado, ¡ay si su madre se enterase de esos despistes!) cuya beatificación esta prevista para el doce de septiembre del presente año, Dios mediante.

Por fin los tres juntos y con la cámara de Fernando nos lanzamos a la aventura de contemplar a la "muy noble, muy leal, nombrada, grande, celebérrima y heróica ciudad de Granada". Y la verdad es que entre plazas perdidas en el Albaycin, bolas de nieves que caian de no sé dónde, fotos por aquí por allá y misa con los Redentoristas- dando gracias por el día a la Virgen, siempre cariñosa y siempre cercana del Perpetuo Socorro- la tarde se paso genial, entre risas y reencuentro con amigos, pisando nieve fresca y pasando "algo de fresquillo".


La imagen de la Alhambra nevada y la ciudad contemplada desde el mirador de San Nicolás no pudo ser, la noche ganó la carrera, pero que me quiten lo bailao. Gracias a alguien más rápido y más profesional encontré esta foto en la edición del Mundo de esa noche, espero me permitan usarla para disfrute de todos. Una verdadera maravilla.




Ya el lunes la cosa no fue especialmente bien. La beca que se me prometió al superar un exámen que hice cuando terminé el Máster de Gestión en Cooperación Internacional no avanza como debería. De forma sencilla, y tras cuarenta minutos recibiendo explicaciones de los representantes de la Fundación donde curse el máster, me quedo con esto: somos mis compañeros y yo fruto de miserias y rencillas entre la Universidad de Granada y la Junta de Andalucía, y mientras ello no se solucione no hay dinero, aunque se haya prometido, aunque se hayan convocado esas becas, aunque hayan tenido 3 meses parados a once jóvenes como yo... así que toca replantearse el hoy y empezar a forjarse el mañana sin esperar nada. Pero eso sí, haciendo el ruido necesario cuando llegue el momento.

Asi pues ha ido el retorno. Por fortuna tengo un mono con muñones en casa que me da alguna sorpresa en casa, todavía no lo he encontrado, pero así me distraigo un rato.

Por cierto, feliz año, quiéranse mucho que no cuesta nada.