lunes, 25 de julio de 2011

¡Santiago y cierra, España!

La solemnidad del apóstol Santiago, el 25 de julio, es fiesta grande para la Iglesia, en tanto nos invita a celebrar la memoria de un discípulo, esto es, a volver la mirada sobre uno que nos precedió en el seguimiento de Jesús de Nazareth.

Los Evangelios recurren a menudo a la compañía de Santiago el Mayor con Jesús, que junto con su hermano Juan y Pedro, son los discípulos más mencionados por los evangelistas en sus relatos. De este modo, de su lectura podemos visualizar el momento de su llamada mientras pescaba junto con Juan y su padre Zebedeo en el lago de Genesaret (Mc 19-20); ese afan de gloria de querer ser más que el resto al buscar una asiento cerca de su Señor (Mt 20, 20-28); el ser testigo privilegiado en las obras de Jesús, por ejemplo en el milagro de la hija de Jairo (Mc 5, 21-43), en el momento de la Transfiguración en el Monte Tabor (Mt 17, 1-6) o la oración en el monte de los Olivos (Mc 14, 33-42), en la que, no debemos olvidar, se queda dormido a pesar de que su amigo, su Señor, le pide que guarde con Él la vigilia; e incluso ese ejercicio de rabia y soberbia cuando no fueron bien acogidos por los samaritanos y el impetuoso Santiago, junto a Juan, les deseaa una lluvia de fuego (Lc 9,51-16), antes de ser reprendidos por Jesús.

Tal vez el encuentro con la figura del apóstol Santiago en el día de su fiesta, nos ayude a encontrar paralelismos entre su vida, y el recorriedo propio de cada uno de nosotros; un momento de llamada, en el que el Señor nos busca y nos convoca por nuestro nombre; momentos de seguimiento y búsqueda; de soberbia, debilidad y fragilidad manifiesta que nos hace no velar ni acompañar al Dios de la Vida cuando él nos lo pide... todo ello sin olvidar como, tras la muerte de Jesús en la cruz y el encuentro personal con el resucitado que sale al encuentro de los apóstoles, toca el anuncio. El anuncio de aquel que, como Santigo, vió, escuchó, sintió y sobre todo luego, predicó y compartió.


Su entrega a extender la buena nueva le cuesta la vida misma, al sufrir el martirio por orden de Herodes Agripa en tierra de Jerusalén.


La senda de la vida del apóstol Santiago es maravillosa si somos capaces de proyectar en nuestra propia historia los momentos de encuentro, confianza, fragilidad, perdón y entrega al Evangelio que el propio apóstol experimenta, tal y como sucede en la vida de todo aquel que desea entregarse a la construcción del Reino.



Así mismo, a Santiago el mayor atribuye la tradición católica la evangelización de Hispania, otorgándole el patrocinio de España. Es en ese contexto de protector del suelo hispano en que se construye la frase que reza el título de estas líneas: "Santiago y cierra,España".

La frase en cuestión recoge un grito de guerra que, cuentan, fue usado por primera vez en la Batalla de las Navas de Tolosa, batalla que según la historia se sucede el 16 de julio de 1212, en el contexto de la Reconquista y cuya victoria por parte de las tropas cristianas permitió la extensión de los reinos cristianos sobre el sur peninsular. La frase recoge tres mensajes: por un lado invocar al apóstol Santiago para su protección en la batalla, por otro hace referencia al término cerrar, que en lenguaje militar viene a significar trabar combate, acometer... y por último, tras la coma (es fundamental situarla para darle a la frase su correcto significado) un llamamiento a España, haciendo referencia al destinatario de la orden, esto es, a las tropas españolas.

Es pues la festividad de Santiago apóstol, patrón de España, momento para, por un lado dejarnos reflectir por la vida del apóstol, viendo en su seguimiento una historia de fe y de vida muy similar a la que cualquiera de nosotros podamos tener. Por otro lado, tiempo de llevar en la oración las necesidades de nuestro país, de todos aquellos que conviven con nosotros y es así,con una oración de plegaria con que querría terminar estas líneas.



Santiago apóstol, patrón de España,
amigo, discípulo y seguidor de Jesús.

Acoge nuestra oración y ten presente las necesidades del pueblo español.


Pueblo con rostros que sufren por una crisis que ahoga; rostros de inmigrantes y refugiados que buscan entre nosotros posada; rostros de abuelos que sufren la soledad, de enfermos que no encuentran sentido a nada, de padres y madres que pierden a sus hijos e hijos que pierden a sus padres; rostros de una Iglesia peregrina a veces más lejos, a veces más cerca del sufriente y del Evangelio


Acompaña sus intenciones y acompaña especialmente las de esos jóvenes que van a participar en breve de la Jornada Mundial de la Juventud, para que vivan esos días con verdadero sentido de encuentro con Dios, que les queme por dentro de tal forma que luego salgan a los caminos a COMPARTIR y ser TESTIMONIO de esa Buena Nueva.


Intercede por todos nosotros, Santiago Apóstol, para que bajo tu patrocinio iluminemos nuestra fe, fortalezcamos nuestra esperanza y nos entreguemos al amor. No dejes de mirar por nosotros para que seamos testigos de nuestra esperanza como tú lo fuiste, y para que España sea siempre terra de María, tierra de un sí comprometido entregada a la voluntad de un solo Señor.


De esta forma, que este grito que ayer era de guerra contenga hoy nuestra sincera oración, en la que pedimos tu amparo para que nos des la fuerza para poner el corazón en juego, enfrentandonos a la sinrazón, la injusticia, la mentira, el odio y la miseria.


Por ello tiene sentido que concluyamos diciendo

"Santiago y cierra, España"


AMÉN

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