martes, 11 de mayo de 2010

Retomando brevemente...

No me he olvidado del blog.


Pero desde que estoy en Sevilla ando liado y con poco tiempo para escribir, pero muchas anécdotas e historias que narrar y compartir con los que me leen.


He pasado una Semana Santa a caballo entre Sevilla y Granada, maravillosa y sobrecogedora; unos días de fervor y recogimiento, de Pasión y Resurrección, días de echar abajo falsos mitos y fijarme en unas vivencias y tradiciones que reflejan una fe que nace de lo profundo de un pueblo, y que es renovada dia tras dias, año tras año a través de una cultura que mezcla folclore, liturgia y espiritualidad.


He vivido y disfrutado de unos días de Feria de abril, de sevillanas maneras. Acompañado de amigos y amigas que me han acogido con los brazos abiertos en sus casetas. He medio bailao sevillanas, conocido a mucha gente y estrechado amistad con viejos conocidos. Siempre acompañado de un buen amigo que, a veces consciente y otras no, ha ido trasmitiendome una pasión por su Sevilla que desde fuera muchos no entenderian, pero que cuando uno la disfruta y la conoce, llega, sencillamente, a cautivarle.


Ahora mismo escribo desde mi cuarto, en la casa que comparto con un cocinero y un sevillano de ocupación semi desconocida. Vivo en Triana, cerca de su "catedral" de santa Ana, que tanto evoca al templo catedralicio de mi isla. Es el comienzo de este barrio tan mágico y tan nombrado, pero una vez que atraviesas mis puertas te adentras en la Triana profunda.


Y es que vivo en un patio sevillano, un edificio de unos 130 años de antigüedad, protegido por la Junta y donde las casas se distribuyen alrededor de un patio lleno de flores y macetas, con puertas abiertas y musica de sevillanas y coplas de fondo, niños que corretean por los dos pisos para visitar a sus mayores, y abuelas que suben a tender la ropa a la azotea, ayudándose de una cuerda que sueltan desde lo alto para no tener que subir con el canasto las empinadas escaleras. Es Triana, como dice mi vecina.

Un patio familiar, muy popular y tranquilo a la hora de la siesta, pero efervescente a media tarde. Un patio con sus leyes, sus costumbres y sus miserias, su encanto y su esencia. Poco a poco iré contando mis vivencias en este, mi patio, de Triana. No alcanzo un mes y ya podría contar algunas pero prefiero reservarme, y es que ahora mismo el cansancio me puede.


Prometo ser más constante y profundizar en la Semana Santa, en la Feria, en mi día a día por esta Sevilla que poco a poco me va líando y que, aunque durante pocos días, realmente huele a azahar.

2 comentarios:

  1. Um....nos tienes intrigado querido escritor. Estamos deseando conocer esas vivencias que llenan tus días :)

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  2. jo que guay!!!
    Yo estuve un par de veces en Sevilla y cada vez que pienso en ella me viene la cancion "Sevilla tiene un color especial, Sevilla sigue teniendo su duende, me sigue oliendo a azahar, me gusta estar con su gente"
    A ver cuando mandas fotillos de ese patio tan maravilloso en el que vives =)

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