jueves, 20 de mayo de 2010

... familia roja y blanca del Sánchez Pizjuán ...

Quiso la Providencia que mi mejor amigo de Sevilla fuera sevillista, intensa y profundamente sevillista. Y así es como se trasmiten muchas aficiones.


A mi también me ha tocado implicarme en ese simpático binomio que implica vivir en la ciudad de la Giralda: bético o sevillista, Sevilla o Betis. Y lógicamente he optado por los colores con los que mi amigo disfruta, se emociona y vive desde pequeño. Y es que la amistad supone un encuentro e intercambio de emociones y experiencias que acaban contagiándose si realmente se viven con pasión y se comparten con sincera libertad, sin fanatismos ni estrecheces. De ahí, de ese buen compartir, nacen contagios fundados en una sana y duradera amistad. De momento así ha sido, y espero que así nos despidamos de este mundo Quique y yo.
Anoche, Su Alteza Real, el Príncipe de Asturias, entregaba a Palop como capitán del Sevilla, la Copa del Rey, y allí estaba yo con mi amigo disfrutando del momento. Disfrutando de un partido muy rápido e intenso, en el que el Sevilla desde el principio se adelantó en el marcador, y casí como una sentencia, firmaba con el segundo gol en el minuto 90.

Faltaban 35.000 sevillistas que habían viajado a Barcelona acompañando al cub, pero otros miles nos reunimos en la Puerta de Jerez, coreando un "Sevilla es rojiblanca, Sevilla es rojiblaca" que inudó la plaza.
Con la Giralda como testigo celebramos el triunfo de un equipo que será mi referencia deportiva en esta ciudad, que ya forma parte de mi aventura sevillana con un episodio de triunfo, y aunque la derrota hubiera sido el apellido de la noche de ayer, siempre me hubiera quedado el recuerdo del partido acompañado por un buen amigo y arropado por una bandera que anoche quiso pasearse conmigo por la ciudad del Guadalquivir.

Escribiendo estas líneas comparto con ustedes que el Sevilla ganó anoche la copa del Rey, presumo de una afición sevillista que va naciendo, y doy gracias por - y le doy gracias a - mi amigo, por todo lo que supone esto, por todo lo que de atrás viene y por delante nos espera.

1 comentario:

  1. Bueno, la verdad es que el fútbol puede ser emocionante... pero ¡nada como un buen partido de baloncesto!

    Si hubieras venido a alguno, te hubiera enganchado el ambiente del pabellón, los finales igualados, de infarto.

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