lunes, 21 de septiembre de 2009

Con nombres e historias...


En la madrugada del pasado martes eran seis los menores magrebíes rescatados mientras cruzaban el Estrecho en una miserable balsa de juguete (como las que muchos hemos visto en la playa este verano). Habían salido de Kasr El Seghir, un pueblito pesquero cerca de Tánger.
Noventa inmigrantes llegaban a la costa grancanaria el viernes tras ser avistados a 35 millas del sur de la isla y trasladados con fortuna por Salvamento Marítimo hasta el municipio de Arguineguín.
Otras dos pequeñas balsas fueron eran en la madrugada de anoche, con diez varones marroquíes en ellas, a cinco millas de Tarifa...

Todos, a pesar de lo desagradable y traúmatico de la experiencia, pueden contarlo. Luego a ver qué será de ellos.
Otros no han tenido tanta suerte. Y es que muy cerca del islote de Perejil - recordarán esa "piedra estratégica" que tanta mala publicidad dio al ejército español hace unos años - el mar se tragó una barca repleta de subsaharianos la noche del pasado viernes... de momento ocho cuerpos sin vida y once supervivientes... y dicen que se busca a otra veintena que podrían ser una treintena pues no se sabe con certeza cuantos iban en la embarcación. Una mierda, una desgracia con muchos precedentes...

Después de lo tortuoso del camino, atravesando el desierto y recorriendo cientos de km durante semanas o meses; después de esperar en Marruecos cualquiera sabe cómo; después de sufrir la sangria del dineral que cuesta el "billete"; todo ello para por fin subirse a una barca neúmatica y enfrentarse a los 14 kilómetros del famoso estrecho que separa África de Europa, y que representa la frontera de mayor desigualdad del mundo. Y después de todo este maldito periplo... nada.

No conozco nada de los que llegaron ,ni tampoco de los que se quedaron en el camino. Alguna que otra nacionalidad pero nada de historia personal, ni siquiera nombres y mucho menos ilusiones, miedos o proyectos... lo peor de todo es que lo tenian y poco dista su esencia de la mia. Todos, al final, miembros de la misma Humanidad, aunque nos empeñemos en ponernos trabas.

Hoy mi recuerdo es para ellos. Para por lo menos intentar imaginar la desesperanza que les empuja a subirse a un madero, sabiendo que como cualquier mortal, dejan atrás familia, amigos y raíces, y todo para mendigar un futuro que en gran medida, consciente o inconscientemente, nosotros y nuestro pasado les ha arrebatado y aun hoy pretendemos seguir esquilmando.

Mi recuerdo y mis líneas para esta gente, estos hermanos, cuyos nombres no sé, pero a los que desde aquí quiero ponerselos, intentando de esta forma humanizar un poco esta tragedia. Imaginar historias, dificultades y metas, establecer semejanzas, aunque no lo creamos, es también poner nombre, también es humanizar.

Humanizar para no tragar como si nada, para no tener miedo a estremecerme, no tener miedo a acompañar el sufrimiento ajeno, a comprometerme con él, y a intentar ver la realidad con ojos más humanos y menos mediáticos.




2 comentarios:

  1. ¡Hola, Ser!

    Bienvenido al mundo de bloguero. Acabo de ver que Patito había agregado tu blog a favoritos y he venido a curiosear.

    Y, después de darte la bienvenida; quiero comentar esta emocionante entrada.

    ¿Sabes lo que me da más miedo, lo que me resulta más estremecedor? Que nos sentamos al mediodía a la mesa, mientras comemos, a ver imperturbables cómo se han ahogado 5, 10, 14... personas en el estrecho o cerca de Fuerteventura. Y seguimos comiendo, tomando el postre sin sentir absolutamente nada.

    Y siempre pienso ¿no sería éste el sentimiento que tenían los nazis encargados de los campos de exterminio hacia las personas que llegaban a ellos para ser asesinadas? La conciencia dormida, anestesiada o inexistente frente al sentir y al sufrir humano. Miedo me da esta reflexión.

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  2. Me parece increible como consigues plasmar siempre lo que tantos sentimos al mirar las noticias todos los dias. Y tienes razon.Llega un punto que en que solo nos venden cifras de muertos, desaparecidos, repatriados...y parece que olvidemos que cada uno de ellos es una persona y, como tal, tiene una historia que merece ser contada y una familia que llora su derrota.
    Si fuese un occidental el que hubiese muerto con una barquita de goma en el estrecho por algo tan estupido como una apuesta con los amigos llenarian horas y horas en la TV contandonos el drama de la familia, las ilusiones q tenia, sus proyectos de futuro, etc.

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