Queridos amigos;
Creo que es importante pararnos unos minutos a valorar la trascendencia del día de hoy para los que nos sentimos llamados a contruir Reino y ser testigos del Dios encarnado en Jesús de Nazaret.
Hoy 11 de octubre celebra la Iglesia la festividad de Juan XXIII, el Papa bueno que soñó con una Iglesia más encarnada en el mundo de hoy, siempre de la mano de la experiencia de lo vivido por nuestra enorme familia de fe. Fue el Papa padre y artífice del Concilio Vaticano II de cuya solemne apertura hace hoy 50 años. Aquel día Juan XXIII pronunció un discurso, "Gaudet Mater Ecclesia" muy optimista, cargado de ilusiones y cuyo contenido hablaba de un depósito de la fe que era inalterable, pero cuya trasmisión debia ir de la mano de los tiempo; era pues momento de se preguntarse cómo debeía expresarse la Verdad contenida en la persona de Cristo.
En el contexto de estas dos celebraciones, el Papa Benedicto XVI ha inaugurado hoy desde la Plaza de S. Pedro el Año de la Fe. En palabras de Benedicto XVI el Año de la Fe "es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo" (Porta Fidei, 6). Y tras esta presentación inicial, de la lectura de la Carta que convoca el año, la "Porta Fidei" y las intervenciones del Papa se puede sacar mucho más.
El Año de la fe que hoy comenzamos es una año para REPENSAR nuestro modo de estar en el mundo como cristianos; es un tiempo para PROFUNDIZAR en nuestras raíces de fe más cotidianas para mejor conocernos; es tiempo de ser CREATIVOS en nuevas formas de hacer llegar a Dios a la gente, de INNOVAR y LANZARNOS con renovada ilusión a hablar de Dios. Es tiempo de ser SAL con coherencia pero, quizás, es momento de ser un poco más de LUZ. Tiempo de COMPROMISO y sobre todo tiempo de EVANGELIO ENCARNADO. Es tiempo para SALIR fuera y llevar el anunio cotidiano de Dios más allá de nuestras Iglesias, centros de espiritualidad, y obras religiosas dónde nos sentimos cómodos y seguros. Y en el contexto de crisis de valores y económica que ahora vivimos es tambien tiempo de DAR LA CARA.
Tengo muy muy claro que este Año de la Fe es tiempo de OPORTUNIDADES.
Y es que cuánto más se conoce a Jesús, más se siente uno atraido por su mensaje, más se deja tocar por Dios y más se enamora. Y cuando más amor hay, más seguimiento nace. Dar a conocer a Dios para mejor amarle y mejor seguir, una frase muy ignaciana.
Mucha gente no leerá nunca el Evangelio, sin embargo muchos de ellos comparten día con nosotros, leyendo y participando de nuestra vida. Es toda una oportunidad para reflexionar de manera individual y como Iglesia, como ser Evangelio encarnado, ser coherentes con lo que creemos y verbalizar nuestra fe. Mucha gente no leerá otro Evangelio más que nuestra propia vida y eso es todo un regalo y toda una responsabilidad.
Sin más me despido animando a participar de este Año. Como Iglesia surgiran muchas iniciativas y quizás a nivel parroquial, de grupos o individual es bueno que nso dejemos llevar por el Espíritu y, amen de participar de muchas de las ya convocadas, surjan entre nosotros nuevos modos para llegar al hermano y hablarle del Dios que nos llena de VIDA en mayúsculas.
Que mejor forma que terminar que encomendar este deseo al Señor de la mano del bueno de Juan XXIII
Un fuerte abrazo y Feliz Año de la Fe
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